A veces creo
que ellos, ellas y yo
fuimos alma de una estrella
que un día estalló.
Luces en vuelo
siembra de la creación
prometimos reencontrarnos
cerca del sol.
Y en las noches más cerradas
yo presiento sus miradas
dando luz y calor.
Son los amigos del alma
son la voz que me hace falta
para escucharme yo.
A veces creo
que no es la primera vez
que ya son siglos de encuentro
queriendo crecer.
Emparentados
sin sábanas ni cordón
verdaderamente libres
compartiéndonos.
Por andamios de ternura
sobre abísmos de locura
me sorprende su amor.
Con los aliados del alma
los espejos no hacen falta
para mirarme yo.
Para verme yo
para ver
para ver, ver, ver, ver, ver.