Bárbara es del viento
y yo nunca la tendré;
si la quiere traer una brisa de mar,
abriré de par en par mi cuerpo.
En mis velas sabe
confundir la calma y la tempestad.
Con un lazo suave
pero al fin y al cabo atándome.
Bárbara del campo
trae la arcilla de su piel,
y del río me da las palabras
que van adornándonos de primavera.
Como un vino suave
enredando apenas la razón,
Con un lazo suave
pero al fin y al cabo atándome.
Y me tiene eternamente aquí
entre el agua y el huracán.
Entre tierra y llamas seguiré
porque ella es el mejor lugar.
Bárbara es del fuego,
es del mago de la luz;
a su isla llevé mis cenizas
y no hay regreso, ya quemé mis naves.
Como un vino suave
enredando apenas la razón,
Con un lazo suave
pero al fin y al cabo atándome.